Inventario de Espectro Autista

El Inventario de Espectro Autista , creado por Ángel Rivière, tiene el objetivo de evaluar doce dimensiones características de personas con trastornos del espectro autista y/o con trastornos profundos del desarrollo. Presenta cuatro niveles característicos de estas personas en cada una de esas dimensiones.

Para aplicar el Inventario de Espectro Autista es necesario un conocimiento clínico, terapéutico, educativo o familiar suficiente de la persona que presenta espectro autista, y consultar la publicación de Ángel Rivière (http://www.casadellibro.com/libro-idea-inventario-de-espectro-autista-incluye-cd-rom/950349/2900000970861) sobre el inventario. El inventario no se ha construido con el objetivo de ayudar al diagnóstico diferencial del autismo (aunque pueda ser un dato más a tener en cuenta en ese diagnóstico), sino de valorar la severidad y profundidad de los rasgos autistas que presenta una persona, con independencia de cual sea su diagnóstico diferencial.

El Inventario de Espectro Autista puede tener tres utilidades principales:

  • Establecer inicialmente , en el proceso diagnóstico, la severidad de los rasgos autistas que presenta la persona (es decir, su nivel de espectro autista en las diferentes dimensiones).
  • Ayudar a formular estrategias de tratamiento de las dimensiones, en función de las puntuaciones en ellas.
  • Someter a prueba los cambios a medio y largo plazo que se producen por efecto del tratamiento, valorando así su eficacia y las posibilidades de cambio de las personas con un TEA.

¿Cómo interpretar el resultado?

El inventario nos proporciona una puntuación total que es la resultante de la suma de las 12 dimensiones. El total puede oscilar entre los extremos de 0 y 96. Siguiendo las investigaciones de algunos autores, se planteó la hipótesis de la existencia de distintos grados de afectación a lo largo de un continuo. En concreto se señalaron dentro de los TEA los siguientes niveles:

Nivel 1: Autismo Clásico tipo Kanner.

Es el nivel que cursa con mayor afectación y correspondería a puntuaciones altas del Inventario de Espectro Autista , entre 70 y 96 aproximadamente.

Nivel 2: Autismo Regresivo

Se denomina así dado que se presenta la pérdida de capacidades aprendidas. Después de una etapa evolutiva aparentemente dentro de la normalidad se pierde el contacto ocular, el lenguaje y otras habilidades cognitivas. Puntuaciones en el Inventario de Espectro Autista aproximadamente entre 50 y 70.

Nivel 3: Autismo de Alto funcionamiento

Hay todavía gran controversia entre especialistas en esta denominación ya que puede solaparse en cierta medida con el Síndrome de Asperger que se expone en el siguiente nivel. Sus primeras manifestaciones suelen ser confundidas con el Déficit de Atención o trastornos de otro tipo, dado que no presentan algunos de los elementos nucleares del TEA.

El lenguaje está presente si bien también lo están las dificultades para relacionarse con sus iguales. La presencia de una gama restrictiva y repetitiva de intereses rutinarios suele dar paso a obsesiones recurrentes y de difícil manejo. Puntuaciones en el Inventario de Espectro Autista aproximadamente entre 40 y 50.

Nivel 4: Síndrome de Asperger

Las personas con Síndrome de Asperger supondrían dentro de los TEA los de menor afectación. Así son personas que suelen estudiar en centros ordinarios, pasan sin llamar excesivamente la atención, salvo algunas etiquetas (en especial durante la adolescencia) de “raros” o “solitarios”. En algunas áreas pueden ser especialmente competentes si bien, su relación social siempre estará marcada por una incapacidad para entender las claves sociales y las sutilezas de la relación humana (poca empatía). Las puntuaciones en el Inventario de Espectro Autista fluctuarían en la franja más baja, alrededor de 30 a 45. Puntuaciones menores de 30 podrían indicar problemas específicos en alguna área pero se alejarían progresivamente de la posibilidad diagnóstica de un TEA.

El cuestionario tiene 12 preguntas. Por favor, contéstelas todas.

  1. Relaciones sociales.
    1. Aislamiento completo. No apego a personas especificas. No relación con adultos o iguales.
    2. Incapacidad de relación. Vínculo con adultos No relación con iguales.
    3. Relaciones infrecuentes, inducidas, externas con iguales. Las relaciones más como respuesta que a iniciativa propia.
    4. Motivación de relación con iguales, pero falta de relaciones por dificultad para comprender sutilezas sociales y escasa empatía. Conciencia de soledad
    5. No hay trastorno cualitativo de la relación.
  2. Capacidades de referencia conjunta.
    1. Ausencia completa de acciones conjuntas o interés por las otras personas y sus acciones.
    2. Acciones conjuntas simples, sin miradas “significativas” de referencia conjunta.
    3. Empleo de miradas de referencia conjunta en situaciones dirigidas, pero no abiertas.
    4. Pautas establecidas de atención y acción conjunta, pero no de preocupación conjunta.
    5. No hay trastorno cualitativo de las capacidades de referencia conjunta.
  3. Capacidades intersubjetivas y mentalistas.
    1. Ausencia de pautas de expresión emocional correlativa (i.e. intersubjetividad primaria). Falta de interés por las personas.
    2. Respuestas intersubjetivas primarias, pero ningún indicio de que se vive al otro como “sujeto“.
    3. Indicios de intersubjetividad secundaria, sin atribución explícita de estados mentales. No se resuelven tareas de teoría de la mente.
    4. Conciencia explícita de que las otras personas tienen mente, que se manifiesta en la solución de la tarea de teoría de la mente de primer orden. En situaciones reales, el mentalismo es lento, simple y limitado.
    5. No hay trastorno cualitativo de capacidades intersubjetivas y mentalistas.
  4. Funciones comunicativas.
    1. Ausencia de comunicación (relación intencionada. intencional y significante) y de conductas instrumentales con personas.
    2. Conductas instrumentales con personas para lograr cambios en el mundo físico (i e. para “pedir”), sin otras pautas de comunicación.
    3. Conductas comunicativas para pedir (cambiar el mundo físico) pero no para compartir experiencia o cambiar el mundo mental.
    4. Conductas comunicativas de declarar, comentar, etc., con escasas “cualificaciones subjetivas de la experiencia” y declaraciones sobre el mundo interno.
    5. No hay trastorno cualitativo de las funciones comunicativas.
  5. Lenguaje expresivo.
    1. Mutismo total o funcional. Puede haber verbalizaciones que no son propiamente lingüísticas.
    2. Lenguaje compuesto de palabras sueltas o ecolalias. No hay creación formal de sintagmas y oraciones.
    3. Lenguaje oracional. Hay oraciones que no son ecolálicas, pero que no configuran discurso o conversación.
    4. Discurso y conversación, con limitaciones de adaptación flexible en las conversaciones y de selección de temas relevantes. Frecuentemente hay anomalías prosódicas.
    5. No hay trastorno cualitativo del lenguaje expresivo.
  6. Lenguaje receptivo.
    1. “Sordera central”. Tendencia a ignorar el lenguaje. No hay respuesta a órdenes, llamadas o indicaciones.
    2. Asociación de enunciados verbales con conductas propias, sin indicios de que los enunciados se asimilen a un código.
    3. Comprensión (literal y poco flexible) de enunciados, con alguna clase de análisis estructurales. No se comprende discurso.
    4. Se comprende discurso y conversación, pero se diferencia con gran dificultad el significado literal del intencional.
    5. No hay trastorno cualitativo de las capacidades de comprensión.
  7. Anticipación.
    1. Adherencia inflexible a estímulos que se repiten de forma idéntica (por ejemplo, películas de vídeo) Resistencia intensa a cambios. Falta de conductas anticipadoras.
    2. Conductas anticipatorias simples en rutinas cotidianas. Con frecuencia, oposición a cambios y empeoramiento en situaciones que implican cambios.
    3. Incorporadas estructuras temporales amplias (por ejemplo, “curso” versus “vacaciones”). Puede haber reacciones catastróficas ante cambios no previstos.
    4. Alguna capacidad de regular el propio ambiente y de manejar los cambios. Se prefiere un orden claro y un ambiente predictible.
    5. No hay trastorno cualitativo de capacidades de anticipación.
  8. Flexibilidad.
    1. Predominan las estereotipias motoras simples.
    2. Predominan los rituales simples. Resistencia a cambios nimios.
    3. Rituales complejos. Apego excesivo a objetos. Preguntas obsesivas.
    4. Contenidos obsesivos y limitados de pensamiento. Intereses poco funcionales y flexibles. Rígido perfeccionismo.
    5. No hay trastorno cualitativo de la flexibilidad.
  9. Sentido de la actividad.
    1. Predominio masivo de conductas sin meta. Inaccesibilidad a consignas externas que dirijan la actividad.
    2. Sólo se realizan actividades funcionales breves con consignas externas. Cuando no las hay, se pasa al nivel anterior.
    3. Actividades autónomas de ciclo largo, que no se viven como partes de proyectos coherentes, y cuya motivación es externa.
    4. Actividades complejas de ciclo muy largo, cuya meta se conoce y desea, pero sin una estructura jerárquica de previsiones biográficas en que se inserten.
    5. No hay trastorno cualitativo del sentido de la actividad.
  10. Ficción e imaginación.
    1. Ausencia completa de juego funcional o simbólico y de otras competencias de ficción.
    2. Juegos funcionales poco flexibles, poco espontáneos y de contenidos limitados.
    3. Juego simbólico, en general poco espontáneo y obsesivo. Dificultades importantes para diferenciar ficción y realidad.
    4. Capacidades complejas de ficción, que se emplean como recursos de aislamiento. Ficciones poco flexibles.
    5. No hay trastorno de competencias de ficción e imaginación.
  11. Imitación.
    1. Ausencia completa de conductas de imitación.
    2. Imitaciones motoras simples, evocadas. No espontáneas.
    3. Imitación espontánea esporádica, poco versátil e intersubjetiva.
    4. Imitación establecida. Ausencia de “modelos internos”.
    5. No hay trastorno de las capacidades de imitación.
  12. Suspensión (capacidad de crear significantes).
    1. No se suspenden pre-acciones para crear gestos comunicativos. Comunicación ausente o por gestos instrumentales con personas.
    2. No se suspenden acciones instrumentales para crear símbolos enactivos. No hay juego funcional.
    3. No se suspenden propiedades reales de cosas o situaciones para crear ficciones y juego de ficción.
    4. No se dejan en suspenso representaciones para crear o comprender metáforas o para comprender que los estados mentales no se corresponden necesariamente con las situaciones.
    5. No hay trastorno cualitativo de las capacidad de suspensión.

La cumplimentación de este cuestionario interactivo no reemplaza en ningún caso una evaluación formal a cargo de un profesional de la salud. Para calcular el resultado obtenido con sus respuestas presione sobre el botón «Evaluar».

Resultado (enlace permanente)

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